El planeta de los simios Crítica a la película de 1968
«No puedo evitar pensar, que en algún lugar del Universo, tiene que haber algo mejor que el ser humano, tiene que haberlo».
George Taylor (Charlton Heston)
El planeta de los simios fue una de las películas más disruptivas de la época no solo por la calidad de sus efectos especiales y sus vestimentas, sino también por sus componentes filosóficos.
Primero vamos un poco con el argumento y luego os daré la explicación final.
El planeta de los simios argumento
Esta película se ambienta en 1974, aunque se rodará en el 68.
Cuatro astronautas han partido de la Tierra con una nave para visitar nuevos planetas, en el transcurso del tiempo, han pasado un total de 2.006 años.
Es decir, los habitantes actuales del planeta Tierra no tendrán nada que ver con los que dejaron.
En el transcurso del viaje, uno de ellos ha muerto, aunque los otros tres consiguen llegar al nuevo planeta sanos y salvos.
Parece un mundo desértico, pero con agua, al caminar, acaban encontrándose con otros seres humanos, pero mucho más primitivos, lo que los desconcierta, hasta que un grupo de monos inteligentes los capturan.
Nuestro protagonista, el coronel George Taylor (Charlton Heston) es capturado e interrogado por los simios que no creen en nada de lo que dice.
Una investigadora simia llamada Zira y su novio Cornelius intenta ayudarlo al ver que es capaz de hablar y de que es inteligente, pero el doctor Zaius intenta acabar con él porque lo considera una amenaza.
Después de muchas huidas y trifulcas llegamos al final.
El planeta de los simios final explicado
Al final del planeta de los simios vemos como Taylor encuentra restos de vida inteligente humana, como una muñeca que habla, algo que lo deja totalmente desconcertado.
Él sabe que el humano desciende del mono y no al revés, por lo que no entiende lo que está pasando.
A lo que el Dr. Zaius le responde con una frase escrita por sus ancestros:
Protegeos contra el hombre puesto que es la garra del diablo, es el único entre las criaturas que mata por placer, ambición o avaricia, sí, matará a su hermano por poseer lo de su hermano, no le dejéis procrear en gran número, porque convertirá en desierto vuestras tierras y las suyas, haced que se retira a la jungla, pues es el brazo ejecutor de la muerte.
Es decir, el Dr. Zaius sabe más de lo que cuenta, sabe que el hombre estaba antes que el mono, aunque no sepa el por qué, y solo busca proteger a los suyos.
Lo deja marchar junto a la otra humana, porque sabe que la verdad será mucho más dolorosa para él.
– No ha respondido aun a mí pregunta, un planeta donde los monos evolucionaron de los hombres, tiene que haber una respuesta.
– No la busque Taylor, puede que no le guste lo que encuentre.
Taylor sigue con su marcha a caballo por el lado de la playa hasta que se para aturdido al ver ni más ni menos que la estatua de la libertad medio derruida, en ese momento, se da cuenta de que está en su propio planeta Tierra y que el ser humano se ha destruido a sí mismo.
Lo que antes era el paraíso ahora ha sido destruido por bombas nucleares y guerras hasta dejarlo en un árido desierto.
Compungido, Taylor se arrastra por la playa gritando:
He vuelto, estoy en mi casa otra vez, durante todo este tiempo, no me he dado cuenta de que estaba en ella, por fin lo conseguí, ¡Maniáticos! ¡Lo habéis destruido!, ¡Yo os maldigo a todos!, ¡maldigo a las guerras!, ¡Os maldigo!
Crítica a El planeta de los simios (1968)
La película del director Schaffner fue un boom en aquella época y aunque no es fiel al 100% con la novela de Pierre Boulle, ese giro argumental al final del film es brutal.
Una de las cosas que más destaca el Planeta de los simios es su vestuario y maquillaje, el realismo de los monos humanizados es increíble, estamos hablando de una película que se hizo en 1968.
Pero para mí, lo mejor reside en los diálogos.
La inquietud existencial del Coronel Taylor, como se ríe de la vida y de sí mismo, sin importar que lleve 18 meses navegando por el espacio, sintiéndose solo y desapegado de la vida en la Tierra, como si buscará algo mejor al ser humano.
Algo más inteligente que la raza humana que le devolviese las ganas de vivir, pese a no querer morir.
Las conversaciones finales con el Dr. Zaius donde le incide ante la avaricia del hombre, como le sermonea para que acepte que el ser humano se hace daño a sí mismo y a su propio planeta hasta dejarlo en escombros, para al final, tener que aceptar que tenía razón.
“Puede que no le guste lo que encuentre”.
Es cierto, que el mono no actúa mejor que nosotros, de hecho, es igual que nosotros, pero eso no quita la moraleja de la película, el ser humano destruye todo lo que encuentra a su paso.
Para ser una película de los 60, de manera subversiva, ya nos habla del cambio climático y el daño de las guerras, no sé si lo hace de manera consciente, pero es una buena película para reflexionar sobre cómo somos y como tratamos al prójimo.
No hay más que ver, el juicio que le hacen a Taylor, tratándolo de una manera inferior, como si no tuviese ningún tipo de derecho y esto nos lleva a la segunda fase, el racismo.
En una época, donde los negros no tenían los mismos derechos que los blancos (en América), ver a un hombre blanco (y famoso) ser tratado como un esclavo sin derechos incide mucho en que la película quiere mostrar el sinsentido del racismo y como de mal se tiene que sentir una persona tratada de esa manera.
Por último, el componente científico del film también es reseñable, es cierto, que apenas se explica nada, pero que en una película de los 60 se hable de la teoría de la relatividad y el tiempo me parece interesante.
Por destacar otros aspectos técnicos, la actuación de Charlton Heston me parece espectacular, esa chulería y confianza en sí mismo le da mucha personalidad a la película, es uno de sus mejores papeles.
También reseñar a los actores detrás de las máscaras, como la famosa actriz estadounidense Kim Hunter que hace de la doctora Zira o el gran Maurice Evans que protagoniza al doctor Zaius.
Pese a estar dentro de un vestido de simio, sus expresiones en ojos y labios son muy buenas, así como su entonación en los diálogos.
Por último y no menos importante, la banda sonora, el grandísimo compositor Jerry Goldsmith está detrás de ella, unas partituras que te llevan a otro planeta y te mantienen en tensión.
Es por todo ello que el Planeta de los Simios (1982) se lleva un 10 de 10, un clásico de la ciencia ficción, con grandes componentes existenciales, grandes actuaciones y mucho trabajo por detrás para crear esta obra maestra.
“El ingenio del hombre va en paralelo a su demencia”.
Dr. Zaius (Maurice Evans)