Después del éxito de Insidious, la productora, “New Line Cinema”, vio el filón que las películas de terror podían reportarle.
Así que, desempolvaron el cajón de proyectos olvidados y como si de un fantasma del pasado se tratase, dieron con “El Conjuro”, un guion, que el productor, Tony DeRosa-Grund, había escrito hace 14 años y que no había podido llevarse a cabo.
Año 1971, la familia Perron compra una casa en el campo, en Harrisville (Rhode Island).
Susurros de personas, puertas que se abrían y cerraban solas, veían fantasmas y muchas noches, sonaba la puerta, como si alguien estuviese llamando, pero al abrir no había nadie.
Lorraine, se refirió a ella “como un alma olvidada de Dios”, había muerto en esa misma casa en 1885 y había llevado una vida desdichada.
Me esperaba algo parecido a Insidious, pero Expediente Warren es mucho mejor.
Esta saga da más miedo, porque aparecen más fenómenos paranormales y el caso es más interesante.
Sobre la película en sí, destacaría los momentos de tensión, algunos se hacen un poco largos, pero no puedes dejar de pensar “¿Qué pasará ahora?”.